Hemos acompañado a la Compañía Estatal de Teatro de Calle del Instituto Sinaolense de Cultura a la representación de una de sus obras, titulada "Pocilga", a Badiraguato, un pueblo situado a poco más de una hora de Culiacán. La actuación estaba enmarcada dentro del programa Festival de los Pueblos Mágicos y Señoriales que lleva Música, Teatro y Danza a pueblos de la comarca. Viajamos en "camión", un minibús donde también va la escenografía, los actores y el director. Dejamos Culiacán y nos adentramos en el campo. A ambos lados de la carretera vemos muchos sembrados de maíz y árboles, puestos ambulantes de fruta, construcciones y pequeñas capillas que recuerdan a fallecidos que han caído bien por accidente de tráfico, bien asesinados en el juego macabro de los narcotraficantes. Vamos en direccion a la Sierra y la silueta de las montañas y los cerros nos recuerda a Murcia o Almería pero aquí con más vegetación. La mañana es espectacularmente radiante. Llegamos a un cruce y nos desviamos, faltan 17 km para Badiraguato, la carretera se estrecha un poco y aumentan las curvas.
Antes de entrar en el pueblo vemos camiones del Ejército, hay un cuartel o destacamento militar. Nos dicen que en este punto pero más arriba, hacia la Sierra, comienzan los cultivos de marihuana y que han estado ahí desde siempre. El recorrido del fruto de esas plantaciones lo imaginamos: transformación del producto en los narcolaboratorios y posterior distribución hacia EEUU, Europa...
Nos cuentan que este pueblo es zona de origen de muchos narcos, por esa misma razón lo mantienen al margen y operan en otras ciudades. En efecto, es un pueblo tranquilo con su plaza, su iglesia... Unos padres ensayan los momentos previos al bautizo de su niño de unos dos o tres años. Hay tiendas de juguetes, ropa, ferreterías con objetos que nosotras transformamos en souvenirs.
Después del almuerzo nos acercamos a un río que nos proporciona un rato de ocio y diversión: tirar piedras al agua, cantos rodados y hacer ranitas...
Hacia las seis de la tarde los actores están listos para comenzar la representación. Hacen un pasacalles previo para captar público y se dirigen hacia una cancha semicubierta donde hay sillas alrededor. Poco a poco, la gente se va acercando. Es un teatro muy expresivo el que realizan estos chicos, muy dinámico y con mucha interrelación entre ellos. Los niños se ríen, los adultos observan con curiosidad.
Después hemos compartido una cena a base de "machaca con frijoles" y nos hemos subido de nuevo al camión. Es de noche y la luna llena se deja ver entre los cerros. Una patrulla de policía nos acompaña durante una parte del trayecto. Hacia las nueve llegamos a Culiacán, la ciudad tiene la fiebre del sábado noche. La excursión ha terminado.
1 comentario:
Vuestro viaje lo comencé a seguir con interés, pero ahora lo sigo con envidia. Yo quiero ser titiritero y ver mundo. Subido en un carro y con una flauta en el bolsillo.
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